lunes, 7 de octubre de 2013

Roberto Centeno, un economista que baja al ruedo, sin trampa ni cartón

Hablar claro, sin eufemismos ni medias tintas, llamando al pan, pan, y al vino, vino, y al ladrón, ladrón.

Es lo que define a Roberto Centeno, y lo que motiva que le siga fielmente, y le lea con avidez.

Su artículos asombran por el compromiso personal, a pesar de la intensidad de los mismos y de los adjetivos que regala a políticos y economistas, no se conoce querella alguna por parte de los afectados.

La deshonestidad, frivolidad e incompetencia de nuestros políticos y altos funcionarios es denunciada por Roberto, un día sí y otro también. Ni los Sindicatos ni la Patronal se salvan.

Valoro especialmente el trato que da a sus colegas, muy lejos del corporativismo pringoso tan manido hoy día.

Los economistas, como colectivo, han tenido en esta crisis un comportamiento indigno y miserable. La falta de escrúpulos, la ausencia total de principios es lo que prevalece en este colectivo cobarde y egolatra.